Música instrumental

lunes, 31 de octubre de 2011

Hermenéutica



El texto que voy a copiar del diccionario interactivo Herder va a explicar en cierta medida el por qué tenemos diferentes maneras de comprender una obra de arte. Así como cuando conversamos "llevamos" la conversación de acuerdo a nuestros intereses y preocupaciones o agrados... así también cuando interpretamos una obra de arte, lo hacemos desde nuestros prejuicios, desde nuestros pre-conceptos, desde nuestra historia personal y contexto actual.

Observando la obra de Claude Monet (1840-1926), los paisajes, las flores, no podemos sino alegrarnos y admirar la capacidad del artista para captar los colores, y la gama tan variada en diferentes momentos del día.



Hans Georg Gadamer: todo proceso de comprensión es lingüístico


Acostumbramos a decir que «llevamos» una conversación, pero la verdad es que, cuanto más auténtica es la conversación, menos posibilidades tienen los interlocutores de «llevarla» en la dirección que desearían. De hecho la verdadera conversación no es nunca la que uno habría querido llevar. Al contrario, en general sería más correcto decir que «entramos» en una conversación, cuando no que nos «enredamos» en ella. Una palabra conduce a la siguiente, la conversación gira hacia aquí o hacia allá, encuentra su curso y su desenlace, y todo esto puede quizá llevar alguna clase de dirección, pero en ella los dialogantes son menos los directores que los dirigidos. Lo que «saldrá» de una conversación no lo puede saber nadie por anticipado. El acuerdo o su fracaso es como un suceso que tiene lugar en nosotros. Por eso podemos decir que algo ha sido una buena conversación, o que los astros no le fueron favorables. Son formas de expresar que la conversación tiene su propio espíritu y que el lenguaje que discurre en ella lleva consigo su propia verdad, esto es, «desvela» y deja aparecer algo que desde ese momento es.


Ya en el análisis de la hermenéutica romántica hemos podido ver que la comprensión no se basa en un desplazarse al interior del otro, a una participación inmediata de él. Comprender lo que alguien dice es, como ya hemos visto, ponerse de acuerdo en la cosa, no ponerse en el lugar del otro y reproducir sus vivencias. Ya hemos destacado también cómo la experiencia de sentido que tiene lugar en la comprensión encierra siempre un momento de aplicación. Ahora consideraremos que todo este proceso es lingüístico. No en vano la verdadera problemática de la comprensión y el intento de dominarla por arte -el tema de la hermenéutica- pertenece tradicionalmente al ámbito de la gramática y de la retórica. El lenguaje es el medio en el que se realiza el acuerdo de los interlocutores y el consenso sobre la cosa.


Son las situaciones en las que se altera o dificulta el ponerse de acuerdo las que con más facilidad permiten hacer conscientes las condiciones bajo las que se realiza cualquier consenso. Por ejemplo, resulta particularmente ilustrador el proceso lingüístico en el que por traducción y traslación se hace posible una conversación en dos lenguas distintas. El traductor tiene que trasladar aquí el sentido que se trata de comprender al contexto en el que vive el otro interlocutor. Pero esto no quiere decir en modo alguno que le esté permitido falsear el sentido al que se refería el otro. Precisamente lo que tiene que mantenerse es el sentido, pero como tiene que comprenderse en un mundo lingüístico nuevo, tiene que hacerse valer en él de una forma nueva. Toda traducción es por eso ya una interpretación, e incluso puede decirse que es la consumación de la interpretación que el traductor hace madurar en la palabra que se le ofrece.


Bibliografía consultada:
Gadamer, Hans-Georg, Verdad y método, Sígueme, Salamanca 1977, p.461-462.


Espero sus comentarios.

domingo, 30 de octubre de 2011

Arte y sensibilidad


La obra es de la artista plástica argentina Raquel Forner (1902-1988)
Forma parte de la serie El drama (1944)

"…los acontecimientos que han llenado de sombras nuestra edad se convirtieron, insensiblemente, sin proponérmelo, en la sangre misma de mi pintura".
(Se refería a la primera Guerra Mundial (1914-1919) y a la segunda Guerra Mundial (1939-1945)
Elegí esa obra, porque es una de las que más me impactó, aunque todas sus obras son impactantes. Y la vivencia que tuve de ella tiene que ver con lo que trataremos en esta entrada. La experiencia estética: nos incluye e implica emocionalmente, ya que no sólo participamos desde nuestra racionalidad sino desde todo nuestro ser, con todos nuestros sentidos y sentimientos.


¿Qué es la experiencia estética?


Es la vivencia que alguien tiene de lo bello mediante emociones y sentimientos estéticos. Se traduce como el gozo o agrado que produce la percepción de las formas estéticas de la naturaleza o de un objeto de arte. Desde el nacimiento de la estética como ciencia, en el s. XVIII, se considera que su objeto de estudio es la experiencia estética, o el análisis de en qué consiste lo bello.


Para que exista experiencia estética es necesario contemplar las cosas con «actitud estética», lo cual exige, en principio, no adoptar una actitud práctica de interés por la utilidad de un objeto, o por su bondad moral, ni una actitud teórica de conocimiento intelectual del mismo. La actitud estética se caracteriza y distingue de cualquier otra por el desapego, el desinterés o la distancia. Estas expresiones indican no sólo, negativamente, la ausencia de interés por la utilidad, la bondad y el conocimiento, sino la necesidad de una actitud positiva de interés por la cosa tal como es sin deseo de posesión.


Supuesta tal actitud, queda la cuestión teórica de cómo se reconoce que un objeto, natural o artificial, es bello. Las teorías que responden a la cuestión pueden ser subjetivistas -«es bello porque a mí me gusta», que equivale «a mi esto me produce un sentimiento estético»-, y por lo mismo irrefutables, o bien objetivistas -«me gusta porque es bello», que equivale a «esto tiene valor estético»- y, en este caso, han de enumerar las cualidades o rasgos que han de poseer las cosas bellas, o ha de presentarse el criterio por el que decidimos que algo es bello: los «cánones de belleza».


Bibliografía consultada



Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. Todos los derechos reservados. ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.

Los invito a que escriban un breve comentario respondiendo a la siguiente pregunta: ¿qué sienten al ver la obra de Raquel Forner?